Edward James, uno de los excéntricos más interesantes de la corriente surrealista del siglo XX, identificado por una fina sensibilidad, llegó a Xilitla, México, al final de la década de los 40. El escritor británico fue cautivado por el esplendor del paisaje de "Las Pozas", creando un hogar fantástico que incluye un espacio escultórico único en su tipo a nivel mundial.
En teoría, el surrealismo, que tiene en los sueños las fuentes inconscientes de la inspiración y la creación, se vuelve una actividad prácticamente inconstruible, sin embargo, Edward James - descrito por Salvador Dalí como -"El más loco de todos los surrealistas juntos"- diseñó un jardín de esculturas que desafía la etiqueta arquitectónica y nos invita a una nueva mirada que se mueve entre la fantasía y la realidad.
Columnas con capiteles de flores gigantes, arcos góticos, puertas dramáticas, pabellones con niveles indeterminados y escaleras de caracol que terminan bruscamente en el aire, como una invitación al horizonte. En resumen, Edward James hizo una expresión de concreto a lo largo de la exuberante flora y fauna de Xilitla, el diseño de una posible arquitectura surrealista.
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El Jardín Escultórico
"Las Pozas" es un conjunto de estructuras arquitectónicas de concreto y rutas fantásticas que conforman un jardín escultórico atravesado por un río con cascadas y rodeado por la selva potosina en un extenso terreno. Su diseño fue concebido por Edward James y Plutarco Gastélum en Xilitla, México.
La historia cuenta que cuando estaban explorando la Huasteca Potosina, James y Gastélum fueron envueltos por una nube de mariposas mientras se bañaban en el río. El escritor británico interpreta este hecho como un signo mágico. De este modo, entre 1947 y 1949 comenzó la construcción de su versión del "Jardín del Edén".
Durante las primeras décadas, James centra su atención en la horticultura. Sin embargo, en 1962 una tormenta destruyó su colección de orquídeas, así que se decidió a crear un jardín que perpetuara estas bellezas naturales y comenzó a construir estructuras de concreto que se asemejan a los elementos de la flora.
Desde entonces, el jardín de esculturas se convirtió en una fuente de trabajo para los habitantes locales. Toda la creación de Las Pozas involucró alrededor de 150 personas, entre carpinteros, albañiles y jardineros.
En 1984 Edward James murió durante un viaje al norte de Italia y en 1991 las puertas de " Las Pozas " se abren al turismo.
"Las Pozas " y sus lecciones para arquitectos
Con los años, las esculturas se fusionaron gradualmente en una especie de ciudad al azar, pero con una armonía dibujada por sus formas y el diálogo con el entorno natural. En sus caminos: manos y cabezas de concreto, serpientes de piedra, un baño en forma de ojo - Donde James se bañaba en el agua tibia del iris, mientras veía nadar a los peces en el resto del ojo – todo con un tono de ruinas, inacabado, tomado a través de la selva y envuelto en misterio.
Caminar por el Jardín escultórico es como entrar en una ciudad que aún se desconoce, sus caminos casi laberínticos, despiertan el deseo de descubrir diferentes rincones y detalles. Al entrar en las esculturas arquitectónicas aparecen diferentes niveles y vistas, todo en un lugar público totalmente permeable.
En "Las Pozas" el espectador crea un nuevo tipo de contacto con la obra construida, el paisaje y todo lo demás. En un espacio fantástico como este, todo el mundo parece sentir la misma atmósfera y mantener los pensamientos dentro de este entorno, los espectadores ya no se preocupan por los problemas del día a día y empiezan a vivir el momento reflexionando cada paso.
En el primer manifiesto del movimiento surrealista, André Breton lo define como: " ( ... ) un pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral". Esta idea está presente en la arquitectura y en toda la creación detrás de "Las Pozas", sus edificios están construidos contra un manifiesto de lo que hemos aprendido en la Escuela de Arquitectura, que no tiene una experiencia de aprendizaje, pero proponen una experiencia de descubrimiento. Es evidente que estas obras fantásticas no podían ser replicadas en nuestro acontecer urbano, pero sin duda presentan otra forma de mirar la realidad arquitectónica que producimos todos los días - y es a través de nuevas perspectivas que podemos imaginar nuevas formas de vida.
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